A veces me llaman clientes
preguntándome si yo hago karaoke además de tocar fiestas. Personalmente
consideró que el Karaoke puede ser como el juego de dominó, o te le añade a una
fiesta o te la daña. Dicho eso, voy a explicarme mejor con un ejemplo. En estos
días la junta de residentes de una urbanización me contrataba si a mis
servicios de música de bohemia en vivo le añadía karaoke. Yo suelo acompañar en
vivo a mucha gente que va a fiestas y que cantan muy bien. Eso sí, si veo que se
están quedando con la fiesta y la gente se me está durmiendo o no la están
pasando me las arreglo para que me devuelvan el micrófono. Después de más de
mil fiestas…believe me, sé cómo hacerlo sin formar un berrinche. Estas personas
querían karaoke porque así pueden ver la letra de las canciones y cantar como
si fueran el o la que cantó la canción original. Zapatero a sus zapatos. Yo
conozco personas que se dedican a coordinar sesiones de karaoke. KaraokeJ (KJ).
Les llamo así porque suelen combinar el trabajo de un DJ con el de coordinador
de karaoke. Estos clientes confían en mí y no querían arriesgarse a contratar a
alguien sin referencias porque en estas organizaciones siempre están los Dr.
Smiths de la vida que sueñan con que algo les salga mal a las personas de
acción y liderazgo. Entendido eso, lo que hice fue combinar mis servicios de
HOMBRE ORQUESTA o GRUPO MUSICAL con los de un karaokeJ a quien conozco que
llena las expectativas de calidad y servicios de Besitos deCoco (ver perfil).
Al utilizar mi equipo de sonido el KaraokeJ me da un precio que al combinarlo
con mis honorarios es razonable para el cliente y tiene mis servicios y los de
KJ.
Un KJ
tiene que dominar el arte de no dejar que los adictos al micrófono se queden
con la fiesta. Tiene que establecer un sistema ecuánime de turnos, tiene que
acomodar los tonos de los cantantes para que sus intervenciones salgan bien.
Tienen que llevar listas de canciones para que no se le aglutinen los cantantes
en potencia junto a su computadora y lo acorralen al punto de que lo saquen de
sus casillas. Si canta, tiene que hacerlo de forma que no intimide a los
posibles cantantes. No puede hablar como si estuviera en una promoción de Pérez
Hermanos o en un encuentro playero en los tubos. Sólo habla lo necesario para
crear un orden. En una noche de Karaoke las estrellas son los cantantes.
Una sesión
de karaoke no debe durar más de una hora. Lo poquito divierte y lo mucho
enfada, y no debe ser el cierre de una fiesta. No queremos que los cantantes
estén con demasiada influencia de Serrallés porque es difícil controlarlos (hey estamos en Puerto Rico). Una
fiesta no debe durar más de cinco horas. El karaoke se debe hacer en la tercera
hora. Si el que quiere karaoke, el micrófonodicto es el que contrata, hay
cambian los pajaritos. Hay que decirle desde el principio (antes de que los
Serrallés y los Keep Walking le entren arriba) cuándo se empieza a cobrar extra y cuándo es mejor
concluir la fiesta.
Usualmente
a la gente que les gusta el karaoke tienen sus propias máquinas en sus casas.
Lo que yo he visto que funciona es que cuando yo me voy ellos sacan sus
máquinas y esperan con calma a que los vecinos les llamen a la policía cuando
empiecen a gritar “quiero que me hagas el amor” o “borracho y loco”.
Pregúntese esto: ¿cuántas fiestas yo hago al año? Vale la pena tomarse
el riesgo de contratar un KJ y estar oyendo al primo idol toda la noche? La
combinación que yo propongo funciona. El KJ se convierte en una amenidad más de
la fiesta, un detalle. Se convierte en la jugadita de dominó que se juega en lo
que viene la hora de bailar y gozar de verdad…., y nadie llama a los guardias.
HOMBRE
ORQUESTA PUERTO RICO Grupos
musicales de Puerto Rico
HOMBRE ORQUESTA PUERTO RICO Grupos musicales de Puerto Rico