lunes, 23 de julio de 2012

En su fiesta...Karaoke, ¿Sí o No?

     A veces me llaman clientes preguntándome si yo hago karaoke además de tocar fiestas. Personalmente consideró que el Karaoke puede ser como el juego de dominó, o te le añade a una fiesta o te la daña. Dicho eso, voy a explicarme mejor con un ejemplo. En estos días la junta de residentes de una urbanización me contrataba si a mis servicios de música de bohemia en vivo le añadía karaoke. Yo suelo acompañar en vivo a mucha gente que va a fiestas y que cantan muy bien. Eso sí, si veo que se están quedando con la fiesta y la gente se me está durmiendo o no la están pasando me las arreglo para que me devuelvan el micrófono. Después de más de mil fiestas…believe me, sé cómo hacerlo sin formar un berrinche. Estas personas querían karaoke porque así pueden ver la letra de las canciones y cantar como si fueran el o la que cantó la canción original. Zapatero a sus zapatos. Yo conozco personas que se dedican a coordinar sesiones de karaoke. KaraokeJ (KJ). Les llamo así porque suelen combinar el trabajo de un DJ con el de coordinador de karaoke. Estos clientes confían en mí y no querían arriesgarse a contratar a alguien sin referencias porque en estas organizaciones siempre están los Dr. Smiths de la vida que sueñan con que algo les salga mal a las personas de acción y liderazgo. Entendido eso, lo que hice fue combinar mis servicios de HOMBRE ORQUESTA o GRUPO MUSICAL con los de un karaokeJ a quien conozco que llena las expectativas de calidad y servicios de Besitos deCoco (ver perfil). Al utilizar mi equipo de sonido el KaraokeJ me da un precio que al combinarlo con mis honorarios es razonable para el cliente y tiene mis servicios y los de KJ.
         Un KJ tiene que dominar el arte de no dejar que los adictos al micrófono se queden con la fiesta. Tiene que establecer un sistema ecuánime de turnos, tiene que acomodar los tonos de los cantantes para que sus intervenciones salgan bien. Tienen que llevar listas de canciones para que no se le aglutinen los cantantes en potencia junto a su computadora y lo acorralen al punto de que lo saquen de sus casillas. Si canta, tiene que hacerlo de forma que no intimide a los posibles cantantes. No puede hablar como si estuviera en una promoción de Pérez Hermanos o en un encuentro playero en los tubos. Sólo habla lo necesario para crear un orden. En una noche de Karaoke las estrellas son los cantantes.
         Una sesión de karaoke no debe durar más de una hora. Lo poquito divierte y lo mucho enfada, y no debe ser el cierre de una fiesta. No queremos que los cantantes estén con demasiada influencia de Serrallés porque es difícil controlarlos (hey estamos en Puerto Rico). Una fiesta no debe durar más de cinco horas. El karaoke se debe hacer en la tercera hora. Si el que quiere karaoke, el micrófonodicto es el que contrata, hay cambian los pajaritos. Hay que decirle desde el principio (antes de que los Serrallés y los Keep Walking le entren arriba) cuándo se empieza a cobrar extra y cuándo es mejor concluir la fiesta.
        Usualmente a la gente que les gusta el karaoke tienen sus propias máquinas en sus casas. Lo que yo he visto que funciona es que cuando yo me voy ellos sacan sus máquinas y esperan con calma a que los vecinos les llamen a la policía cuando empiecen a gritar “quiero que me hagas el amor” o “borracho y loco”.
             Pregúntese esto: ¿cuántas fiestas yo hago al año? Vale la pena tomarse el riesgo de contratar un KJ y estar oyendo al primo idol toda la noche? La combinación que yo propongo funciona. El KJ se convierte en una amenidad más de la fiesta, un detalle. Se convierte en la jugadita de dominó que se juega en lo que viene la hora de bailar y gozar de verdad…., y nadie llama a los guardias.

HOMBRE ORQUESTA PUERTO RICO       Grupos musicales de Puerto  Rico                                                 

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